Una ciudad de novela negra en el Siglo XXI
26 / 06 / 2024
Lengua y Literatura

Las obras y los personajes de José Luis Correa y Alexis Ravelo han elevado a Las Palmas de Gran Canaria a la condición de un potente escenario para el género

Las Palmas de Gran Canaria, 26 de junio de 2024.- Dos formas de percibir la ciudad. Dos maneras de diferentes de adentrarse en sus particulares drama oscuros, construidos por personajes cuestionables de ambiciones aún más turbias. Dos formas de edificar todo un género anclado a un espacio, a unos paisajes urbanos, a una identidad. Son las de Alexis Ravelo y José Luis Correa, escritores nacidos en Las Palmas de Gran Canaria, en torno a cuyas obras ha tomado cuerpo la novela negra más genuina, siempre con su propia urbe como trasfondo. Sus libros, con el paso de los años, no solo se han ganado a un público fiel, dentro y fuera de las Islas: también han vestido con un traje muy contemporáneo la historia de las letras en la capital grancanaria.

La mención a Correa y Ravelo es obligada, de hecho, si se pretende una inmersión en las letras canarias del Siglo XXI. Autores independientes, tan buenos conocedores el uno del otro como autónomos en el desarrollo de una carrera propia. Sí es cierto que la mera combinación cuantitativa de su producción literaria les termina por unir en torno al género negro. Ellos han conseguido trasladarlo a un escenario familiar, cercano y muy tangible, desprovisto de complejos y pleno de singularidades al habitar Las Palmas de Gran Canaria.

José Luis Correa (1962) es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, desempeño que ha compaginado con una extensa producción literaria. Premiado en sus comienzos como autor de relatos breves, ha firmado como poeta y se ha destacado como novelista. Y dentro de este escenario, ha creado al detective Ricardo Blanco, su personaje paradigmático y protagonista de sus títulos más celebrados.

Blanco despertó al mundo en Quince días de noviembre (2003), como un investigador cuarentón, dueño de su propia agencia en la ciudad, que aparece ante el lector en la misión de sumergirse en tramas de gente bien. “Mis cabrones son ricos”, ha llegado a comentar Correa, cuando alude a los criminales con los que debe lidiar su antihéroe. Por eso, los escenarios de la capital grancanaria por los que transita Blanco a menudo suenan a dinero.

Y sin embargo, la mirada reflexiva del investigador canario está empapada en crítica social, rondando a menudo problemas transversales que contaminan la discusión en su entorno: la inmigración, la pobreza, la marginalidad. Blanco se pelea con las mafias, con los discursos populistas, con la corrupción. Y lo hace trasladando los modelos más canónicos del cine o la novela negra norteamericana a su ciudad, que eleva a una nueva dimensión, compleja y humana.

El recorrido de Ricardo Blanco ha sido imparable desde su debut, protagonizando las novelas Muerte en abril (2004), Muerte de un violinista (2006), Un rastro de sirena (2010), Nuestra señora de la Luna (2012), Blue Christmas (2013), El verano que murió Chavela (2014), Mientras seamos jóvenes (2015), El detective nostálgico (2017), La noche en que se odiaron dos colores (2019), Las dos Amelias (2020), Para morir en la orilla (2022), La estación enjaulada (2023) y Un arpegio de lluvia en el cristal (2024).

En el mismo género, con maneras distintas, se ha manejado Alexis Ravelo (1971-2023). También con un personaje icónico, cimentado por un escritor autodidacta, que trabajó en la hostelería durante buena parte de su vida, al mismo tiempo que construía su propia trayectoria como autor. Hábil trenzador de relatos, dramaturgo, aficionado a explorar géneros diversos entre los que no rehuyó la literatura infantil y creador vocacional y pasional, Ravelo parió a Eladio Monroy como un antihéroe extremo, que ni siquiera ha ejercido como investigador policial colegiado

En sus novelas, Monroy es un pensionista de la Marina que se gana la vida con encargos que van desde cubrir las espaldas de clientes amenazados hasta indagar en asuntos turbios que exponen a la ciudad a las luces que quizás menos le favorezcan. El hombre fuerte de Ravelo es también maduro, cínico y descreído, vecino de la ciudad central equidistante de sus polos más luminosos, el Puerto y Vegueta, y en permanente colisión con personajes turbios, a veces poderosos en el terreno que él mismo habita.

El detective atípico de Ravelo condujo las tramas de las novelas Tres funerales para Eladio Monroy (2006), Solo los muertos (2008), Los tipos duros no leen poesía (2011), Morir despacio (2012), El peor de los tiempos (2017) y Si no hubiera mañana (2021). En sus historias, Monroy tapeó en sus locales favoritos de la ciudad, bebió abundante cerveza de marca local y dejó su impronta como uno de esos escogidos personajes que, desde las letras canarias, ocupan su pequeño lugar en la posteridad.

La colección combinada de todas estas obras de Ravelo y Correa, y también la que cada uno de ellos ha firmado de manera individual, constituyen una valiosa aportación al legado cultural en Las Palmas de Gran Canaria en el Siglo XXI. Toda una renovación de la cultura contemporánea en la ciudad y en las Islas, que bien merecen tenerse en cuenta por el aficionado a conectar espacios y obras como una manera de aproximarse a la identidad de cada lugar.